Hace pocos días ha aparecido el estudio “Catholic New Media Use in the United States, 2012” sobre el perfil del católico norteamericano, en Internet. El estudio está realizado por  el Centro para el Apostolado de la Georgetown University, institución acreditada por la Conferencia episcopal de Estados Unidos, por lo que podemos tener cierta fiabilidad en los datos que se recogen. 
El estudio es muy amplio, por lo que voy a escoger unos pocos datos que me parecen de relevancia. El estudio revela que el 62% de los católicos adultos tiene un perfil en Facebook y el 70% de los católicos adultos (84% menores de 30 años) visita regularmente YouTube. Podemos decir que hay bastantes católicos que utilizan las redes sociales. Estupendo, pero la pregunta clave sería si a estos católicos les interesa la presencia eclesial en la red. ¿Se informan de la actualidad eclesial por la red? ¿Se forman con los recursos disponibles? ¿Contactan con otros católicos e intercambian experiencias e ideas?
Siguiendo con el estudio podemos ver que sólo el 5% de los católicos leen los blogs relacionados con la fe y con la Iglesia, sin que haya diferencias apreciables por grupos de edad. Pero lo realmente curioso es que el 53% de quienes se definen católicos no sabe indicar si existe una presencia significativa de la Iglesia católica en Internet.
La presencia de la Iglesia es suficientemente significativa como para encontrarla. Está presente en cualquiera de sus aspectos, carismas, actividades. Si utilizamos un buscador y buscamos palabras como Caritas, nuestro obispado o cualquier tema religioso, veremos como nos devuelve decenas, centenas o miles de resultados. ¿Dónde está el problema entonces? Desde mi punto de vista el problema no está tanto en la presencia de la Iglesia, sino en que no se la busca. ¿Por qué no se busca a la Iglesia en Internet?
- La      primera respuesta es una pregunta ¿Por qué no se busca a la Iglesia en el      mundo real? Seamos sinceros y aceptemos que la mayoría de los que nos      autodenominamos católicos, solo lo somos por barniz cultural. En Internet      sucede lo mismo, los temas religiosos no suscitan tanta pasión como la      descarga de la última película de moda.
 - Quien      se decida a buscar algo referente a la Iglesia ¿Qué busca? El catolicismo      cultural es un sentimiento difuso que no encuentra referencias concretas      con facilidad. Si no se sabe qué buscar, todo lo que pueda encontrar en      una búsqueda será ininteligible.
 - Muchos      católicos, incluso practicantes y comprometidos, viven de espaldas a la      Iglesia que está más allá de su compromiso o interés. Personalmente      conozco a muchas personas practicantes y comprometidas que, en el mundo      real, no les interesa saber nada más que exceda su labor particular.      Muchos somos católicos microeclesiales por la comodidad que conlleva vivir      la fe en un coto conocido y seguro.
 - Nos      falta formación para acceder a contenidos que tienen un poco de nivel. A      veces las nociones de doctrina y fe son tan superficiales que nos cuesta      entender los textos más elementales. Les pongo un ejemplo real. Como soy      “aficionado” a leer a los Primeros Padres y entre ellos a San Agustín, a      veces me he atrevido a comentar algo de sus escritos. No digo que no      existan textos complicados de leer y entender, pero la mayoría de los      sermones agustinianos son justamente eso, sermones, que pueden leerse y entenderse      con facilidad. Al indicar que es estupendo leer estos escritos, me suelo      encontrar con caras de sorpresa e incredulidad y frases como “¿Tú lees      eso?” “Esas cosas son muy elevadas para mi” “yo con ir a misa y rezar      tengo suficiente” “Déjame de teología. De eso no se saca nada en claro”
 
Benedicto XVI nos ha señalado muchas veces el problema de la formación e implicación de católico con la Iglesia. En un discurso a Acción católica argentina, el Papa señaló que es necesario “intensificar su compromiso formativo para que, siguiendo a Cristo por el camino de la santidad y en estrecha unión con los pastores, lleven el fermento del Evangelio a todos los corazones y ámbitos de la sociedad, del mundo del trabajo, de la política, la cultura y las familias” 
No es extraño que estas problemáticas se trasladen a la red y que haya pocos católicos que se atrevan a vivir su fe en todo momento e incluso dentro de la red. Pero esto no debe disuadirnos de evangelizar el continente digital, todo lo contrario. En las redes siempre es posible encontrar lo que se busca y la Iglesia debe estar donde se espera que esté. Pero seguramente podamos hacer algo para mejorar el autismo eclesial que padecemos.
Permítame que me haga varias preguntas incómodas 
- ¿Por      qué en las catequesis pre-sacramentales no se enseña a los niños y jóvenes      la presencia de la Iglesia en las redes? Si no mostramos esta presencia y      enseñamos a buscar respuestas en la red… las personas ignorarán a la      Iglesia. Hay recursos maravillosos para la catequesis en la red. ¿A que      esperamos?
 - Por      qué no se da difusión de lugares, portales de noticias e institucionales      desde las parroquias? Hoy en día existen los códigos QR, que impresos en      un cartel te llevan a una dirección web, desde cualquier teléfono celular.      ¿Hojas parroquiales con listado de enlaces y/o códigos QR? Algunas ya lo      hacen, pero son pocas.
 - ¿Por      qué no utilizamos los espacios formativos que tenemos abiertos? En las      clases de religión se podría dedicar un tema para mostrar la presencia de      la Iglesia en la red y enseñar a los niños-jóvenes a utilizar Internet con      responsabilidad.
 - Según      el mismo estudio, las web y blogs parroquiales son los más utilizados ¿A      qué esperamos para ponerlos al día y utilizarlos para evangelizar?
 
Soy consciente que esas preguntas tienen una respuesta simple. Somos pocos, estamos poco coordinados, tendemos a la religiosidad fácil y nos cuesta innovar en cuanto a comunicación. En cosas nos cuesta mucho menos innovar. Pero seamos positivos, aunque lo podamos hacer mejor, la Esperanza nunca desaparece. El Espíritu siempre está actuando en nosotros.
Estimado lector, no dude en ser un poco pesado y promocionar la Iglesia en todos sus aspectos, incluso en Internet.

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