Ser auténticos en las redes

Después de unas semanas en que el cónclave y la elección del Papa han sido el foco de atención del mundo, creo que es interesante volver con un tema interesante: la autenticidad en las redes sociales.

El Papa Emérito Benedicto XVI, en el 47º Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales, nos pide sobre todo que no perdamos “la autenticidad”. Porque “en estos espacios no se comparten tan solo ideas e informaciones, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la comunicación”. Por ello la necesidad del compromiso de todos para promover el “valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica”, rechazando las insidias de la “popularidad” a toda costa, de las “estrategias persuasivas”, de la información que hace “ruido”.  “Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas”, de forma que puedan beneficiarse “de la plena participación de los creyentes”.  

El tema de la autenticidad es complicado ya que podemos entenderla de muchas formas, algunas de ellas nos pueden llevar a ciertas confusiones. Voy a reseñar algunas preguntas interesantes que me han ido haciendo en los últimos meses:

¿Para ser auténtico hace falta poner tu nombre, apellidos y dar información fiable de dónde vives y qué haces?

Podemos hablar de niveles de autenticidad. Lo que el Santo Padre nos pide no esque pongamos nuestros datos y foto a la vista de todo el mundo. En determinados ámbitos hacer esto puede ser peligroso o para determinadas personas, puede ser inadecuado. No hay que preocuparse por ello.

Lo que nos pide el Santo Padre Emérito es que seamos nosotros en la vida real y detrás de nuestro perfil social. Que lo que comuniquemos a través de nuestros Nicks, sea lo que nosotros somos realmente. Para el cristiano no valen las actuaciones que buscan engañar o hacer dudar a quienes tengamos delante. Tenemos que donarnos tal como somos, ya que es la única forma que el Kerigma se transmita.

Hacemos llamar por nuestro nombre o de otra forma, es algo secundario. Al menos en un principio lo es. Sobre todo mientras que no deseemos unir nuestra misión real con la virtual. En el momento que deseemos dar el salto y tener presencia en ambos ámbitos, nos daremos cuenta que necesitamos de la coherencia total y completa. Pero eso llegará cuando tenga que llegar. Personalmente he estado viviendo en la red a través de pseudonimos durante décadas hasta que a mitad del año 2011 me llegó el momento de dar la cara.

¿Hace falta estar evangelizando todo el tiempo en las redes sociales?

La red es una ampliación de nuestro ámbito físico y debemos actuar con la misma naturalidad que actuamos en la vida normal. En la red podemos contar chistes, comentar una película, opinar sobre la política o el gobierno que tenemos, etc. Si en estos ámbitos somos coherentes y auténticos,  nuestro testimonio cristiano será valorado con un plus especial.

A mi la nueva evangelización no me convence. Nadie sabe realmente que tiene que hacer

Cierto. Hablar sobre la nueva evangelización es similar a hablar de la disminución de accidentes de automóviles. ¿Cómo podemos hacer que haya menos accidentes? ¿Hay una acción que debamos realizar todos? No. Para disminuir los accidentes todos tenemos que actuar de forma diferente y además según la circunstancias. A veces tendremos que pensar como conductores, otras como ingenieros civiles o gestores de tráfico o como viandantes.

Evangelizar necesita de la fuerza coordinada y constante de todos. ¿Qué buscamos? Transmitir el Mensaje de Cristo, formar y volver a implicar a quienes antes estaban alejados o tenían una fe tibia y costumbrista. ¿Cómo se hace eso? De miles de formas diferentes y en cada momento de la forma más adecuada. Se puede dar consuelo al que sufre, resolver dudas al que desconfía de la Iglesia, promocionar actividades, películas o  incitar a participar en foros de diálogo virtual. Se pueden diseñar materiales, difundir los que han creado otros, buscar materiales en la red, animar grupos sociales, coordinar acciones o simplemente orar para que todo esto se haga iluminado por el Espíritu Santo.

Lo cierto es que para evangelizar hay que ser auténtico, constante, estar formado, tener capacidad de afrontar retos, orar mucho y tener una vida sacramental plena. Lo demás… es cuestión de nosotros mismos y el Espíritu.

¿Qué primer paso puedo dar?

Lo esencial es formar parte de una comunidad real y vivir la fe en vivo de verdad. Tener compromisos reales, que pueden ser más o menos profundos, pero siempre es bueno tener que agacharse a ayudar con nuestras manos a quien lo necesita. Volcar nuestra vida en la red de forma equilibrada y sincera será entonces muy sencillo. Tendremos mucho que aportar y que compartir. Tarde o temprano nos daremos cuenta que estamos dentro de un grupo de personas que se interrelaciona.

Yo no tengo una comunidad real donde vivir mi fe ¿Qué hago?

Lo que no tienes que hacer es buscar sucedáneos en la red. La red social es un plus, no una base. Hay que ser valiente y buscar en nuestro entorno real un grupo de personas afines y empezar a vivir la fe con la ayuda de algún sacerdote, consagrado o seglar con experiencia. A veces hay que sembrar uno mismo para recoger más tarde. Seamos atrevidos y arriesguémonos a sembrar. Seguro que Dios nos devuelve el ciento por uno. Quien busca, encuentra.

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Si tienen más preguntas, no duden en compartirlas con nosotros.