Después del mensaje de Su Santidad en el día de las Comunicaciones Social, nada mejor que ir desgranando todo lo que nos dice. Iré comentado este mensaje poco a poco, tomando unos pocos párrafos y reflexionando sobre ellos. Comencemos, como no, por el principio:
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Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2013, deseo proponeros algunas reflexiones acerca de una realidad cada vez más importante, y que tiene que ver con el modo en el que las personas se comunican hoy entre sí. Quisiera detenerme a considerar el desarrollo de las redes sociales digitales, que están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad.
Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada, favorecen formas de diálogo y de debate que, llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la verdad, pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de la familia humana.
El intercambio de información puede convertirse en verdadera comunicación, los contactos pueden transformarse en amistad, las conexiones pueden facilitar la comunión. Si las redes sociales están llamadas a actualizar esta gran potencialidad, las personas que participan en ellas deben esforzarse por ser auténticas, porque en estos espacios no se comparten tan solo ideas e informaciones, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la comunicación.
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¿A que se refiere el Papa con "modo en el que las personas se comunican hoy entre sí". Muchas personas creen que la comunicación virtual es diferente a la comunicación real, pero esta diferencia no debe ser interpretada como una restricción o minoración. La comunicación virtual no es menos potente o menos profunda que la comunicación real. El factor que condiciona la calidad de la comunicación es lo que se comunica, no el medio que se utiliza.
La superficialidad existe tanto en la comunicación real como en la virtual. De igual forma, la comunicación profunda, puede ser realizada a través de cualquier medio. Pensemos en la profundidad de las Cartas Apostólicas, que todavía resuma vitalidad tras XX siglos.
Es interesante que el Santo Padre indique las redes sociales se están convirtiendo en un nuevo espacio de público diálogo, a través del cual se nacen relaciones y formas de comunicar novedosas. Es interesante incidir en las características de el nuevo espacio público de diálogo.
No todas las redes sociales son iguales, ni tienen el mismo grado de apertura al diálogo. Las redes sociales tienden a crear islas sociales donde se relacionan únicamente quienes comparten privilegios de privacidad. De esta forma se crean comunidades más o menos homogéneas, donde el diálogo no es lo normal. En estas comunidades existen nudos activos que suministras información y nudos pasivos que la consumen sin llegar a interaccionar. Esto es especiamente evidente en las redes generalistas tipo Facebook, Tuenti o Google+. Twitter difiere un poco, ya que permite el acceso a los mensajes de quien no haya indicado expresamente que sus tweets no son públicos, pero aún así, las redes se seguidores de twitter tienen a ser homogéneas como en Facebook.
Primar la privacidad sobre el diálogo, tiene una serie de ventajas, pero hace que la evangelización sea complicada en los medios sociales. No ocurre lo mismo con la formación y el disfrute mutuo, que tienden a crear amistades y conforma comunidades de personas.
El diálogo es posible en las redes sociales, pero parte de la voluntad expresa de una serie de personas que, desde posturas diferentes, abren sus redes privadas al diálogo que ellas generan. La creación de estos puntos de diálogo es infrecuente y tiende a crear tensiones, que no siempre se solventan bien. Frecuento estos puntos de encuentro desde hace años y siempre terminan mal, debido a las tensiones vamos creando sin darnos cuenta.
Pero hay aspectos que son una esperanza para la Iglesia. En las redes sociales es muy fácil crear comunidades de personas de diferentes movimientos y sensibilidades, que trabajan unidos en misiones compartidas. Ejemplo de esto son Blogueros con el Papa e iMision. La primera de ellas dentro de la blogosfera y la segunda dentro de twitter. En estas comunidades se puede aprender qué sentido tiene la universalidad de la Iglesia, potenciando todo lo que nos une.
Como indica el Papa, la autenticidad es requerimiento imprescindible. Si nos presentamos a los demás como lo que no somos, poca comunicación puede existir. De todas formas, mi experiencia me dice que en las redes sociales son se tiende a ser más auténticas que en el mundo real, aunque siempre existen excepciones. En las redes sociales y reales, lo que compartimos es lo que somos, con todo testimonio potencial que genera esta actitud vital.
Al requerimiento de la autenticidad, uniría otro requerimiento adicional: la interacción. Si no interaccionamos, nunca terminamos de acércanos los unos a los otros. ¿Qué menos que compartir lo que nos parece interesante? Bueno, pues hasta esa simple acción, nos cuesta a muchos de nosotros. Es algo sobre lo que trabajar y reflexionar. ¿Que nos hace que no compartamos si no cuesta más que un click de un botón del ratón? Quizás esta pasividad sea el reflejo de la falta de compromiso eclesial que nos atenaza. Quien sabe.
Al requerimiento de la autenticidad, uniría otro requerimiento adicional: la interacción. Si no interaccionamos, nunca terminamos de acércanos los unos a los otros. ¿Qué menos que compartir lo que nos parece interesante? Bueno, pues hasta esa simple acción, nos cuesta a muchos de nosotros. Es algo sobre lo que trabajar y reflexionar. ¿Que nos hace que no compartamos si no cuesta más que un click de un botón del ratón? Quizás esta pasividad sea el reflejo de la falta de compromiso eclesial que nos atenaza. Quien sabe.