Comunidades Virtuales (III)

Crear y gestionar una comunidad no es algo gratuito en tiempo y esfuerzo. Por ello la comunidad debe tener un miembro que desarrolle y administre la comunidad. Este “alma Mater” se denomina en el argot tecnológico “comunity manager” o gestor de la comunidad. También podríamos llamarlo coordinador o creador-gestor. Suele ser la persona capaz de crear dinámicas de atraigan y mantengan la comunidad dentro de los objetivos de sus componentes.

El coordinador de cualquier comunidad debe ser consciente de que lo más importante son las personas. La preocupación por diseño del entorno debe quedar siempre detrás del interés por las personas que lo utilizan. Si un coordinador está más centrado en los detalles tecnológicos o la estética, que en la dinámica, contenidos, interacciones y estadísticas, la comunidad no tendrá demasiado recorrido. Si la comunidad requiere de un entorno complejo, sería positivo tener a una persona encargada del soporte tecnológico, de manera que el coordinador se dedique a su labor principal: las personas.

Fijémonos ahora en los usuarios. ¿Cómo entienden las personas que integran una comunidad, la propia comunidad virtual? Es interesante la descripción que nos llega desde el marketing:
  • Como un lugar y un tiempo: la Comunidad Virtual es un lugar y un momento, en el que los individuos pueden relacionarse y/o aprender.
  • Como un símbolo: la Comunidad Virtual posee una dimensión simbólica (Cohen, 1985). A través del proceso de creación de la comunidad, los individuos tienden a sentirse simbólicamente unidos a la misma y entre si. Cuando aparece la consciencia de pertenencia a la comunidad, ésta debe ser gestionada con sumo cuidado.
  • Como una nueva dimensión vital: las Comunidades Virtuales permiten dar un nuevo sentido a espacios de tiempo que antes perdíamos o utilizábamos de manera secundaria.
Pueden observar que el desarrollo del estudio de las comunidades virtuales por parte del marketing, no es extraño al ámbito de la fe y de la Iglesia. Se entiende que la comunidad es un lugar común, con carga simbólica y localizada fuera de lo que es la realidad presencial cotidiana.

¿Qué objetivos tiene una comunidad virtual para sus componentes? Existen varios estudios, entre los que reseño el que J. Preence nos ofrece:
  1. Intercambiar información (obtener respuestas, aprender).
  2. Ofrecer apoyo (encontrar empatía, expresar emociones).
  3. Conversar, debatir y socializarnos de manera informal a través de comunicación simultánea. (Distenderse fuera de la cotidianidad)
Se darán cuenta que no se hace ni más ni menos que en una comunidad presencial. Aparte de los objetivos propiamente dichos, las comunidades realizan actividades cooperativas.
  1. Se busca, procesa y se genera nueva información de forma compartida..
  2. Se construye conocimiento y/o materiales, de forma colaborativa. Es importante que los integrantes sean conscientes de la importancia de sus aportaciones, por pequeñas que sean.
  3. Se actúa de forma coordinada cuando la situación lo requiere.
Como bien se sabe por parte de los expertos de marketing, la vida interna de la comunidad conlleva efectos sobre la vida externa de sus componentes. Las comunidades virtuales católicas tienen una gran potencialidad de actividades reales que pueden propiciarse desde la comunidad.
  1. Acercamiento a la lectura de textos católicos: sagradas escrituras, tradición, magisterio, devociones, etc.
  2. Integración de la oración personal y comunitaria en la vida cotidiana
  3. Potenciación de la vida sacramental
  4. Participación en actividades presenciales reales, dentro de las posibilidades y entorno de cada persona
Pero no queda todo en esta lista de sugerencias. La Comunión de los Santos une a la comunidad y permite que el Espíritu Santo se haga presente. ¿Puede haber mejores consejeros?

Preguntas subyacentes:¿Valoramos suficientemente a quien construye y mantiene la comunidad? ¿Somos conscientes de las necesidades afectivas de quienes comparten con nosotros la virtualidad? ¿Valoramos suficientemente que nos atiendan y nos den su apoyo otras personas? ¿Somos consciente de la obra de Dios que opera en nosotros cuando nos reunimos en Su Nombre?

Cohen, A. P. (1985). The symbolic construction of community. Chichester, UK: Ellis Horwood.
Preece, J. (2000). Online communities: Designing usability, supporting sociability. Chichester: Wiley.





El Papa anima a los fieles a unirse a las redes sociales de internet para dar testimonio evangélico

El Papa ha señalado la necesidad de que los cristianos se hagan presentes en la era digital. Del Mensaje para la 45ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, quiero destacar algunas frases claves:

"Deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana " 

"Los creyentes, dando testimonio de sus más profundas convicciones, ofrecen una valiosa aportación, para que la red no sea un instrumento que reduce las personas a categorías, que intenta manipularlas emotivamente o que permite a los poderosos monopolizar las opiniones de los demás”

"Por el contrario, los creyentes animan a todos a mantener vivas las cuestiones eternas sobre el hombre, que atestiguan su deseo de trascendencia y la nostalgia por formas de vida auténticas, dignas de ser vividas”.

“...también en la era digital, cada uno siente la necesidad de ser una persona auténtica y reflexiva. El anhelo de compartir, de establecer 'amistades', implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio 'perfil' público”

“...cuanto más se participa en el espacio público digital, creado por las llamadas redes sociales, se establecen nuevas formas de relación interpersonal que inciden en la imagen que se tiene de uno mismo. Es inevitable que ello haga plantearse no sólo la pregunta sobre la calidad del propio actuar, sino también sobre la autenticidad del propio ser”. 

 “la presencia en estos espacios virtuales puede ser expresión de una búsqueda sincera de un encuentro personal con el otro, si se evitan ciertos riesgos, como buscar refugio en una especie de mundo paralelo, o una excesiva exposición al mundo virtual”.

 “¿Quién es mi 'prójimo' en este nuevo mundo?, ¿Existe el peligro de estar menos presentes con quien encontramos en nuestra vida cotidiana ordinaria? ¿Tenemos el peligro de caer en la dispersión, dado que nuestra atención está fragmentada y absorta en un mundo 'diferente' al que vivimos?, ¿Dedicamos tiempo a reflexionar críticamente sobre nuestras decisiones y a alimentar relaciones humanas que sean realmente profundas y duraderas?”.

“algunos límites típicos de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia”.

 “si se usan con sabiduría [las nuevas tecnologías] pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano”

[Nos invita a tener en las red y las redes sociales] “un estilo cristiano de presencia también en el mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa del otro”.

“...comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también dar testimonio coherente en el propio perfil digital y en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio”.

“...tampoco se puede anunciar un mensaje en el mundo digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia”

“Hemos de tomar conciencia sobre todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la “popularidad” o la cantidad de atención que provoca. Debemos darla a conocer en su integridad, más que intentar hacerla aceptable, quizá desvirtuándola. Debe transformarse en alimento cotidiano y no en atracción de un momento.".

“...incluso cuando se proclama en el espacio virtual de la red, está llamada siempre a encarnarse en el mundo real” y destaca la importancia de “las relaciones humanas directas en la transmisión de la fe”. 

Queda poco más puedo añadir. El Papa nos invita a dar testimonio veraz de la Fe a hacerlo con autenticidad y cuidando los riesgos que conllevan las nuevas tecnología.

Pero tenemos mucho más que ganar que perder, a poco que recibamos de Dios la gracia de ser sus heraldos en el nuevo continente digital.

Preguntas subyacentes:¿Tenemos miedo a internet?¿De dónde parte nuestro temor?¿Cómo dar testimonio siendo un 'simple creyente'?¿Qué sentido tiene ser católico en la red?¿Es más fácil ser católico en la vida real?¿Por qué? ¿Que espera la Iglesia de nosotros dentro de las redes sociales?¿Que necesitamos de la Iglesia?¿Qué nos comunica el Papa en este mensaje?

Comunidades Virtuales (II)

Es interesante saber que las comunidades virtuales están siendo investigadas y desarrolladas desde el área de conocimiento del marketing.  La razón es evidente: permiten crear lazos estables entre personas (Cliente – empresa), que dan lugar a economías de escala nada despreciables.

Para el ámbito religioso y en concreto, católico, no está de más estar atento al desarrollo y logros que se llevan a cabo desde perspectiva comerciales. En el fondo la evangelización es una oferta que se hace a quienes tienen necesidad de Dios, aunque es bueno dejar clara la lejanía a todo interés económico o financiero.

Dentro del marketing se está definiendo qué es eso de una comunidad virtual. Siguiendo las indicaciones de J. Preese*, podemos decir que es:
  1. Grupo de personas
  2. Que buscan satisfacer determinadas necesidades comunes
  3. Que intercambian información sobre estas necesidades
  4. El intercambio se realiza con un protocolo asumido por todos sus miembros
  5. Se apoya y desarrolla por medio de herramientas tecnológicas que permiten reunir a las personas y gestionar el intercambio y ofrecer satisfacción de sus necesidades.

El protocolo es un elemento de suma importancia, ya que regulará la interacción de quienes accedan a la comunidad. Los protocolos deben se catalizadores positivos, nunca inhibidores, ya que esto hace que la comunidad entre en crisis rápidamente. Quien aplica el protocolo debe hacerlo siempre con ánimo pedagógico. Si es necesario impedir el acceso a un miembro, el proceso de salida no debe condicionar-perturbar el normal desarrollo de la comunidad. Pensemos que el protocolo debe ayudarnos a ser mejores cristianos y que esto solo se consigue su somos capaces de ver a Cristo en cada línea que lo componga.

Las comunidades virtuales tienen rasgos que las asemejan a los seres vivos: nacen, se desarrollan, a veces dan lugar a nuevas comunidades y terminan por desaparecer.

¿Cómo nacen las comunidades virtuales? Podríamos pensar en dos formas:

  • La que surge espontáneamente dentro de las redes sociales disponibles. Esta comunidades no tienen un perfil determinado y tienden a ir evolucionando con el tiempo 
  • La que se crea “ex profeso” con objetivos determinados, por voluntad y compromiso de una o varias personas.

¿Cómo se desarrolla la comunidad? Una vez creada, el ciclo de vida es similar al de cualquier ser vivo o producto en el mercado.
  • El inicio es difícil, ya que es necesario hacerse hueco en la inmensidad del ciberespacio. La comunidad necesita de miembros y si estos no aparecen en un tiempo prudencial, el proyecto de comunidad fracasa. En el caso de las comunidades espontáneas, solo llegan a desarrollarse cuando se reúne la masa crítica necesaria.
  • Superada la fase inicial, la comunidad crece hasta llevar a su máximo. 
  • Una vez llegado al máximo, la comunidad se estanca porque empiezan a salir miembros que han satisfecho sus expectativas y entran nuevos miembros en una proporción similar
  • Tras un tiempo más o menos largo, la comunidad entra en crisis al salir más miembros de los que entran.
  • La comunidad desaparece, quedando su legado en la red mientras las condiciones de servicio lo permitan.

Los tiempos de permanencia de la comunidad dependen del interés y compromiso de sus creadores y gestores. Crear y gestionar una comunidad no es algo gratuito en tiempo y esfuerzo. Pero este tema lo dejaremos para la siguiente entrega. En el caso de las comunidades espontáneas, suelen necesitar de alguien que las gestione para no desaparecer en poco tiempo.

La próxima entrega tratará sobre cómo entienden los miembros a la comunidad.

Preguntas subyacentes:¿Cuanto de marketing tiene la evangelización? ¿La comunidad tiene que satisfacer necesidades o es algo desinteresado? ¿ Sabría diferenciar comunidad de grupo de amigos? ¿Son necesarias las reglas internas para crear y mantener una comunidad? ¿Puede gestionarse la afectividad dentro de las comunidades? ¿Qué puede hacerle abandonar una comunidad? ¿Que compromiso sería capaz de aceptar dentro de una comunidad? ¿Por cuanto tiempo?

[*] Preece, J. (2000). Online communities: Designing usability, supporting sociability. Chichester: Wiley.


Comunidades Virtuales (I)

Después de unas reparadoras y atareadas vacaciones vuelvo a la carga con el concepto y características de la comunidad católica virtual.

Vamos ver ¿Por qué una comunidad virtual si tenemos la posibilidad de vernos de forma presencial?

Muchos católicos actuales tenemos serias dificultades para integrarnos en grupos o comunidades presenciales. El ritmo de vida actual no propicia el acercamiento personal ni la integración humana, lo que hace incluso complicado desarrollar amistades. Además, los horarios de trabajo, las responsabilidades en el hogar y familiares, suelen dejar poco margen para poder formar parte de grupos presenciales en los que compartir nuestra Fe, formarse y participar en la vida eclesial.

¿Qué hacer entonces? Muchos se resignan a una vivencia superficial e intermitente que a la larga va desgastando su relación con la Iglesia, como comunidad viva. En el mejor de los casos, esto desemboca en una vivencia de la Fe restringida a la asistencia a la misa dominical. En el peor, la total desafección de la Fe. La Fe necesita vivirse en comunidad-

Evidentemente, lo ideal sería integrarse en un grupo presencial de sensibilidad y carisma compatibles, pero este ideal no es nada sencillo de llevar a la realidad. La mayoría de los grupos presenciales suelen tener rasgos marcados por los carismas que los han inspirado y estos carismas no siempre se ajustan a la sensibilidad de las personas que desean integrarse. En muchos casos se llegan a producir tensiones, rechazos y con ello, un mayor alejamiento de la Iglesia.

Entonces, ¿Cómo mantener el contacto comunitario sin dejar de lado las restricciones de la vida actual? La tecnología nos brinda una herramienta interesante: las comunidades virtuales


Las comunidades virtuales nos ofrecen la oportunidad de acercarnos unos a otros a través de los medios tecnológicos que fundamentan la vivencia social moderna. Podemos pensar en la comunidad virtual como una oportunidad que se nos ofrece para que la utilicemos.

¿Que ventajas y oportunidades nos ofrecen las comunidades virtuales?:

En las comunidades virtuales no tenemos restricciones de horarios y distancias. Podemos congregar a personas distantes cientos de miles de kilómetros sin dificultad alguna. Podemos encontrar otras personas afines dónde antes no podíamos pensarlo. 


Las comunidades virtuales pueden ayudar a acercar a personas alejadas, ya que permiten adecuar el contacto y la disponibilidad a las circunstancias personales de cada uno. También sirven de primer paso para conformar comunidades presenciales o semipresenciales.

Pero no todo son ventajas y oportunidades. También existen riesgos. Quizás el principal riesgo sea el adormecimiento del compromiso y de la conciencia eclesial. Una comunidad virtual no puede sustituir la vida sacramental ni la necesaria vivencia parroquial.

En lo próximas entradas seguiré analizando las comunidades virtuales e intentado acercarlas a lo que podría ser el modelo de comunidad virtual católica.

Preguntas subyacentes:¿El ser humano debe adaptarse a las circunstancias vitales o son las circunstancias vitales las que deben adecuarse al ser humano?¿Hasta que punto somos dueños de decidir cómo vivimos? ¿Debemos adecuar nuestro carisma personal a los carismas de los demás o debemos buscar personas con carismas similares al nuestro? ¿La tecnología debe integrarse en el modo en que la Iglesia está presente en el mundo?¿O debemos adecuar el mundo a la presencia de la Iglesia?