¿Qué es una burbuja social? Pues un grupo de personas que se reúnen a compartir su amistad, aficiones, historias diversas, aislándose del resto del mundo. Las burbujas no son malas en sí, pero tienden a generar grupos cerrados sin objetivos comunes. Funcionan como una fogata en un día de frío intenso. Las personas se reúnen en torno a ella y difícilmente querrán separarse del calor que tanto les agrada. Cuando ha suficientes personas, si otra personas se acerca, se encontrará con un muro hostil que no se abre con facilidad.
Estas burbujas se dan en todas las redes sociales, físicas y virtuales, por lo que podemos observar qué sintomatologia presentan:
- Son cerradas. Difícilmente se deja entrar a personas externas que no estén en absoluta sintonía
- Permiten sentirse cómodo, arropado y comprendido
- No aportan nada al exterior de la burbuja.
- Aparte de la amistad de sus componentes, aparece la complicidad.
- Todo lo externo a la burbuja es criticable y precisamente esta actividad de crítica es muy entretenida.
La pregunta es ¿Qué consecuencias tienen estas burbujas sociales en nuestra labor evangelizadora?
Estas burbujas son una realidad social que se da tanto en las parroquias, como en grupos eclesiales diversos. Permiten generar una apariencia coherente hacia el exterior y comodidad hacia quienes están dentro. El problema aparece cuando una persona externa se "atreve" a acercarse a la burbuja o la pone en cuestión. La burbuja actúa repeliendo la aparente "agresión" reforzando su consistencia y cerrando más los accesos externos.
Estas burbujas dan lugar a la incapacidad evangelizadora que Cristo nos requiere. Podríamos pensar en ella a través del episodio evangélico de la Transfiguración. Cuando Pedro dice "Señor, ¡qué bien estamos aquí!; si quieres haré aquí tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías" (Mt 17, 4). En ese momento, todo lo que estaban viviendo desaparece y Cristo invita a que bajen del Monte Tabor.
Ayer, en una conferencia sobre redes sociales, estuvimos preguntando a los jóvenes presentes sobre la utilización que dan a las redes sociales. Tras varios intentos de que nos comentaran algo, conseguimos que nos relataran que ellos sólo las utilizan como burbujas sociales. Una sociedad que se encapsula en burbujas sociales, deja de tener dinamismo que necesita. Si la Iglesia se encapsula en estas burbujas, deja de ser Iglesia y se convierte en distantes grupitos de amigos aficionados a la religión.
la evangelización necesita de proyección hacia los demás y por lo tanto, las burbujas sociales son muy negativas. Además, es necesario ser consciente que nos vamos a enfrentar a burbujas sociales que se defienden con uñas y dientes para que no podamos inocular el "ADN" del cristianismo en su interior.
En ese sentido, la labor del evangelizador debe ser similar a la de un virus, que extrae su ADN y lo inocula dentro de la burbuja social que busca evangelizar. Ahora ¿Cómo introducir el ADN? Comparto algunas pistas:
- Hay que entrar dentro de la burbuja.Todo lo externo es prescindible y foco de crítica.
- Hay que poner en funcionamiento el ADN del Mensaje Cristiano con astucia.
- Hay que estar prevenido, ya que la sociedad ha producido estupendo anticuerpos que nos atacarán rápidamente. Hay que formarse para saber desactivarlos y sacar provecho de esa acción.
- Como en el caso de los virus, el objetivo es que esa burbuja social genere nuevos evangelizadores, que a su vez, se introduzcan en otras burbujas sociales.
¿Cómo practicar esto? Las redes sociales pueden ser un estupendo "laboratorio". ¿Por qué no utilizarlo? Se me ocurre:
- Introducirnos en grupos de Facebook, listas de twitter o comunidades de G+.
- Ofrecer algo que sea del interés y relevancia de la burbuja e ir introduciendo el Mensaje Cristiano con paciencia y efectividad.
Lo más que nos puede pasar es que nos echen de la burbuja, pero habremos aprendido mucho y la siguiente vez lo haremos mejor!!!
Podríamos concluir que les une un egoísmo y hedonismo que les aísla del mundo y les prepara para hacer su propio mundo, hecho a su medida y a sus gustos.
ResponderEliminarDe alguna forma, el mundo, dejando escapar un poco la imaginación, está compuesto por burbujas gigantes que se aíslan unas de otras. Así descubrimos que ocurre lo de Lampedusa, y que hay países con hambre...etc. La burbuja sólo se cuida de sí mismo.
De acuerdo Salvador. Hay demasiadas burbujas que nos aíslan y nos permiten acallar la conciencia. También es cierto que cada burbuja es una oportunidad para evangelizar... y un desafío.
EliminarBuenas noches, gracias por comentar :D
Muy buen artículo Nestor, Dios te Bendiga, verdaderamente hay muchas burbujas en nuestras parroquias.
ResponderEliminarTiene toda la razón José Luis!!! Las burbujas son un problema, pero también una oportunidad de misión. Las burbujas intraparroquiales necesitan de evangelizadores astutos. No son fáciles de disolver... pero el Señor es capaz de todo. Un saludo fraterno :)
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