Diálogo estratégico y terapéutico

Hoy traigo un libro interesante y breve, que nos abre al conocimiento de un mundo desconocido para muchos de nosotros: El diálogo estratégico. Comunicar persuadiendo: técnicas para conseguir el cambio. Autores: Nardone y Salvini. Editorial: Herder.

No es un libro rápido de leer, ya que presupone que el lector está familiarizado con el diálogo terapéutico que se utiliza dentro de la psicología; pero tampoco es un libro lleno de tecnicismos, ya que aborda el problema de la comunicación terapéutica con sencillez. Lo más interesante del libro es que nos señala una serie de herramientas para dialogar con quienes necesitan cambiar y no saben cómo hacerlo. Personas que sufren un bloqueo cognitivo, volitivo o emocional que les impide dar el paso hacia donde ellas mismas saben que deben de ir. En resumidas cuentas, nos dice cómo guiar a estas personas hacia el autodescubrimiento de sus problemas y así darles fuerzas para superarlos.

Resumiendo las indicaciones que sustentan el diálogo estratégico los pasos a seguir serían:

  1. Partir de la exposición del problema que preocupa y hace sufrir.
  2. Preguntas con ilusión de alternativas. Preguntar ofreciendo dos respuestas alternativas, permite que la persona se haga consciente de aquello que le sucede. Ella es la que elige y define su problema por medio de las elecciones que conscientemente realiza.
  3. Paráfrasis reestructurante: Utilizar una recapitulación de lo obtenido para reforzar el enfoque del problema y hacer sentir a quien tenemos delante, que le comprendemos.
  4. Evocar situaciones. Si es posible, es bueno propiciar que la persona explicite lo que siente, padece o sufre cuando se encuentra con lo que le bloquea. Ser consciente de la dimensión emotiva da poder frente a este tipo de bloqueos
  5. Resumir para redefinir. Cada cierto tiempo, recapitular lo indicado para que la persona acepte o rectifique lo que ella misma ha ido indicando. Se propone que la persona acepte esta recapitulación para que al hacerlo redefina conscientemente su problema.
  6. Prescribir como descubrimiento conjunto. Una vez se haya completado la aventura conjunta del autodescubrimiento del problema, es posible que la misma persona indique qué debe hacer y cómo tiene que abordar el problema.

El mismo libro indica que dominar este tipo de diálogo es un arte que se tarda en conseguir, pero que sus resultados, a veces, parecen mágicos.

Los autores ilustran esta técnica con una serie de diálogos reales que sirven de apoyo a la descripción teórica. Los diálogos son largos y no creo adecuado reproducir ninguno en esta breve entrada. Si a alguna persona le interesa el tema, puede hacerse con el libro y profundizar por si misma.

Pero, estimado lector, seguramente se preguntará qué tiene que ver esto con la Iglesia y las TIC. La pregunta es esencial, ya que implica la necesidad de colocar el conocimiento que ha adquirido en un ámbito práctico de aplicación.

Ser católico debería de ser sinónimo de evangelizador. Evangelizar es comunicar la Buena Noticia y responder de ella a quien nos requiera explicaciones. Muchas veces nos encontramos con personas “bloqueadas” en prejuicios que nos reclaman explicaciones que no son más que gritos desesperados de quien necesita ayuda. ¿Cómo abordar este diálogo en vivo y en la red? Esa es la pregunta que hace que le presente este libro como una posible solución.

Comunicar implica muchas veces una acción terapéutica que va más allá de nuestras fuerzas y conocimientos. La Verdad es la que realmente cura, pero hay que saber cómo transmitirla para que no sea rechazada por los prejuicios. ¿Cómo hacerlo? Una opción es el diálogo estratégico.

He leído blogs en los que el método de exposición es un dialogo entre dos personas. La verdad es que es una opción muy adecuada para quienes se vean reflejadas en este dialogo. Pero más allá del contenido evangelizador que comuniquemos mediante el diálogo, la forma en que desarrollemos el diálogo es también importante. El diálogo evangelizador debe ser siempre terapéutico. Deber buscar curar la herida de quien se acerca a nosotros buscando luz y agua de vida eterna.

Seguro que si se plantea el diálogo como una terapia y además utiliza una estrategia definida, los resultados serán mucho mejores. Tampoco dudo un momento en decir que esta herramienta, sin oración y ofrecimiento a Dios, es puro voluntarismo. Debemos rogar a Dios que nos transforme en herramientas eficaces de su voluntad.

No dude en compartir sus impresiones con nosotros. Comunicar crea comunidad. Podemos curarnos unos a otros y mediante la Palabra. ¿No es maravilloso?

2 comentarios:

  1. Interesantísimo, Néstor: me ha recordado la película "El indomable Will Hunting"... que me encantó porque se instaura este diálogo del que hablas aquí

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que le haya gustado D. Joan. El tema es muy interesante y sobre todo porque es posible aprender a curar dialogando.

    Un abrazo en el Señor :)

    ResponderEliminar

Gracias por dejar sus comentarios en este blog. Si su comentario no guarda las mínimas condiciones de respeto y educación, será eliminado.