Hace unos días una amiga de Facebook, Gracia Porras, me preguntaba cómo se podían dinamizar y unir diversidad de comunidades virtuales dentro de Facebook. Me indicaba una serie de páginas y diversos grupos que deseaban coordinar. El objetivo era cómo mejorarlo todo sin perder la frescura y calidad que cada uno de ellos tiene. Hay páginas de Acción Católica, Renovación Carismática, Nueva Evangelización, Opus Dei, etc.
Cada página y grupo tiene su carisma, usuarios, interesados, lenguaje, iconografía y referencias y eso se debe a que nuestra Iglesia es inmensamente rica en el modo de presentarse al mundo y en la manera en que nos reunimos para vivir la Fe. Bueno, esto está genial, pero ¿Cómo coordinarlo todo y hacerlo sin que pierdan lo que cada una de ellas es? ¿Cómo enriquecer sin que las comunidades pierdan espacio?
De principio, llevar tantas páginas y grupos conlleva un inmenso trabajo individual o se dispone de una serie de colaboradores en cada una de ellas. Esa es la llave que abre la puerta. Lo ideal es que cada comunidad sea capaz de generar sus contenidos, fomentar la amistar y colaboración.
Los grupos de coordinación de cada espacio actuarían como gestores de la comunidad. Tendrían que tener una estrategia y una planificación, sin que ello produzca rigideces. Cuando uno colabora en este tipo de proyectos es necesario que se disfrute dinamizando la comunidad y que esto se pueda hacer con una flexibilidad razonable. ¿Cuántas personas podrían conformar estos grupos gestores de comunidad? La medida sería la de un grupo pequeño que pueda compenetrarse bien, es decir, entre 3 y 6 personas.
Imaginemos que los grupos ya andan solos, la siguiente pregunta es ¿Cómo coordinarlos y buscar dinámicas de conocimiento mutuo?
Por una parte, podemos decir que existen temas comunes a todos ellos, en los que se puede colaborar. Un ejemplo sería presentar el Evangelio de cada día y crear una dinámica de reflexión y comentario. Se podría hacer esto cada día en un espacio e invitar a las personas de los demás grupos a entrar, presentarse y comentar. Se podría hacer lo mismo con el santoral del día. Se podría realizar una dinámica de oración colectiva que cada día se realice en un espacio diferente. Tal vez piensen que esto puede ser una tarea muy tediosa, pero no lo es tanto si automatizamos la publicación de los Evangelio y el Santoral. Esto es posible utilizando los enlaces RSS y plugins como Rss Grafity. De esta forma se publicará la información de manera automática. Queda motivar la participación. ¿Cómo lo podemos hacer? Se me ocurren varias formas:
- Pidiendo a un sacerdote o persona de relevancia, que esté presente en FB, que participe en el comentario de un día de la semana.
- Dando un “premio” a los participantes. Por ejemplo se puede orar especialmente por ellos en la misa del día o del domingo. La oración es maravillosa y si la hacemos en comunidad, mejor.
Un factor importante en todo el proceso de conocimiento mutuo es enseñar a las personas cómo se transmite afecto por la red. Dedicar una palabras amables a cada uno de los participantes, hace que nos sintamos valorados y cercanos. Enseñar que estas palabra amables sean la base de al comunicación, es imprescindible. Si se establecen vínculos de amistad y goce mutuo entre las comunidades, se pueden abordar otros proyectos conjuntos: ayuda a los necesitados, participación en campañas de difusión y apoyo, etc.
Pero el roce afectivo, a veces, produce chispas que hay que saber reconducir lo antes posible. Unos malos modos pueden hacer que el trabajo de meses, se venga abajo en un minuto. Hay que concienciar de que esta responsabilidad la compartimos todos y cada uno de quienes participamos. Si alguien entra en el grupo como un troll (persona con ánimo de fastidiar) las herramientas de bloqueo deben actuar con rapidez.
¿Cómo conservar la alegría en todas estas acciones? Los coordinadores de los grupos deben ser personas capaces de vivir la alegría de ser cristianos y capaces de transmitirla día a día. Creo que el equipo de coordinación requiere un carisma especial, ya que su ministerio es aglutinar y dinamizar a quienes se acercan compartir un rato de su vida a cada uno de estos grupos. Quizás parezca que el trabajo de estas personas es agotador, pero no es así. Con que se conecten una vez al día para atender las demandas del grupo y mover a las personas, es suficiente.
Se puede motivar a las personas:
· Nombrándolas y asegurándose que se activa la notificación (se crea un enlace en azul en FB)
· Incluyéndolas cuando se editan contenidos, video, imágenes, textos. Hay que indicar siempre que si esta práctica se hace sin ánimo de molestar. Si no se desea que se incluyan en los materiales, no se volverá a hacer.
· Solicitándoles ayuda puntual para algo que ellas dominan.
Lo principal es transmitir el goce de reconocernos y compartir un ratito diario de nuestra vida con los demás. Sentirnos queridos y necesarios, termina por fraguar un entorno de amistad.
Dicho todo esto, es necesario indicar una serie de precauciones:
· Una comunidad virtual nunca puede sustituir a una comunidad real. Puede complementarla o ser vehículo para que una persona alejada, se reencuentre con la comunidad real más cercana
· Se trata de compartir unos ratitos, pero no de fomentar adicciones. Las redes son estupendas en muchos aspectos, pero a algunas personas les generan tal apego, que dejan de vivir realmente. Hay que saber detectar a estas personas y conducirlas a la normalidad con afecto.
También hay que ser concientes de algunas oportunidades:
· La comunidad virtual puede ser una escuela preparatoria para vivir en comunidad. A muchos de nosotros nadie nos ha enseñado a vivir la comunidad. Las comunidades virtuales son una escuela elemental que nos puede preparar para hacer más vivas y dinámicas las comunidades reales.
· Hay un déficit de formación cristiana en muchos de nosotros. Las comunidades virtuales puede servir para aminorar este déficit y facilitar la incorporación de estas personas a los procesos formativos en vivo.
· El caso de personas aisladas por circunstancias diversas, las comunidades virtuales pueden paliar, en parte, la desesperanza de sentirse sólo.
Coincido con lo expuesto, y creo que los tiros van por ahí.
ResponderEliminarLa Iglesia es la comunidad de la reunión de pequeñas comunidades, que puestas en común le dan vida y la forman.
El sistema operativo que mueve a estos pequeños grupos, que luego en la masa, fermentan y forman comunidad y transmiten vida a su alrededor, es el compartir.
Pero, ¿qué compartir? Compartir tu amistad y relación con Dios, tus esfuerzos por formarte y conocerlo mejor, para luego darlo a conocer, con tu vida, a otros.
En esa actitud estamos en blogueros con el Papa, e invitamos a todos a compartir su relación con Dios. Para ello hay que ponerse en contacto con Pedro Sosa en escuela de Blogueros.
Un saludo.