Hoy celebramos la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales en las que Benedicto XVI nos habla de la necesidad de la presencia cristiana en la red y del silencio que debe acompañar esta presencia. Silencio para escuchar a quien tenemos delante y que se sienta acogido. Presencia para difundir el Mensaje del Señor por los confines del continente digital.
En estos momentos hay una gran presencia de cristianos en la red. Cientos de miles de blogs, millones de grupos en las redes sociales, páginas y portales web de gran calidad... pero a vece parece que este despliegue de medios no llega a ninguna parte. Nos sucede como a San Pablo en el Areópago, en donde se dio cuenta que a los griegos no se les conquista con la presencia y con un maravilloso discurso. Tras el discurso una única persona se acercó a Pablo para saber más de aquello que había relatado. Exiguo beneficio para tanto esfuerzo.
No creo que tengamos problemas de presencia o de capacidad de comunicar. Lo hacemos muy bien, aunque siempre es necesario hacerlo mejor. ¿Dónde nos falta? Desde mi humilde opinión llevamos a la red el mismo problema que temernos en la realidad física: nos cuesta trabajar unidos.
Seguro que estará pensando que elaborar una estrategia y un plan conjunto que incluya a millones de personas es imposible. Tiene toda la razón. Es imposible para nosotros. En eso está trabajando el Espíritu constantemente y nosotros sólo podemos ponernos a disposición del Señor. ¿Entonces?
Hablo de adquirir una normas de "resonancia" mínimas. Por ejemplo. Si uno de nosotros publica regularmente en twitter y busca todos los días, al menos, un tweet de cada persona de su red para retwitear. ¿Por qué muchas personas no corresponden con la misma actitud o al menos agradecen el retweet. Igual sucede en Google+ o Facebook. En la medida que demos, se nos dará, lo que define el principio de resonancia dentro de la comunidad cristiana.
La comunicación en la red tiene tres dimensiones: emisión, recepción y resonancia. Una red en que cada nudo emite independientemente de los demás, no es realmente una red. De la misma forma, una red en que los nudos son receptores pasivos, es una red mortecina y abocada a su desaparición. Para que la red sea un elemento vivo, cada nudo debe emitir, recibir y resonar.
El sentido de la resonancia tiene mucho que ver con la oración y la Comunión de los Santos. En la medida que resonemos, tendremos una única voz que llegará más lejos y de forma más coherente.
¿Y el silencio? ¿Dónde queda el silencio? El silencio es consustancial al aspecto de receptores que tenemos cada uno de nosotros. En la medida que escuchemos en silencio, podremos resonar. Sin el silencio que propicia entender a nuestro hermano, no podremos transportar su mensaje a los demás.
Feliz domingo de la ascensión.
vuestro problema NO es que no sepais trabajar juntos, es que no teneis ni idea de CÓMO y PORQUÉ, los demás trabajamos en internet como tal.
ResponderEliminarvenir ahora esperando éxito, fama, renombre,en internet cuando eso es cosa del pasado y de las TV que están tan atrasadas como vosotros.
La RED de REDES es lo único real. Otra cosa es que fuera de internet la Realidad sea analógica, y aquñi dentro se llame virtual, pero realidad sólo hay una.
Otra cosa: trabajar en red NO es hacer una secta católica aparte en internet. El lema es: Decidnos qué sabeis hacer, y si nos interesa, os agregaremos.
Un saludo ;)
Estimado anonimo. La presencia del cristianismo en internet parte de un hecho evidente, centenas de miles de bloggers y millones de personas con Fe, están en las redes.
ResponderEliminarQueremos trabajar juntos para evangelizar, que no es más que compartir la Buena Nueva que nos hace libres y nos llena de gozo. ¿Cómo lo hacemos?
En eso estamos. Se trata de crear comunidad y sentirnos unos junto a otros en esta tarea.
Realidades hay tantas como personas. Cada cual da valor y entendimiento a los vive y le rodea. No creo que le sea difícil darse cuenta si pregunta sobre cualquier tema a varias personas. Lo que es única y coherente es la Verdad y en ello estamos empeñados. Llevar la Verdad a todo el que quiera oirla.
Comparto la idea de que no se trata de crear una secta. La Iglesia es una realidad abierta y acogedora. No está cerrada o restringida.
¿Qué sabemos hacer? Poco por nosotros mismos. Pero la Verdad nos guía y nos conduce. Ella si sabe hacer: iluminar y dar sentido a la vida de todo aquel se abre su corazón para acogerla.
Si le parece interesante no tiene más que acercarse con libertad a nosotros.
Un saludo fraterno. :)
Se me pasaba, estimado anónimo :)
ResponderEliminarLa fama y el renombre que sean para el Señor. A Él todo el honor y la gloria.
Saludos fraternos